España en Daegu 2011. Algunas consideraciones

El mundial de Daegu ya es historia. La selección española vuelve de Corea con un reducido botín: una medalla de bronce (Natalia Rodríguez) y un 4º puesto (Manuel Olmedo), ambos en la prueba de los 1500m.l. A la hora de establecer el porqué de este modesto bagaje muchas son las teorías vertidas. Algunos ponen el foco sobre la necesidad de un cambio estructural en el atletismo español, empezando por un relevo en la presidencia de la Federación Española. Otros prefieren centrar sus críticas en la falta de aptitudes físicas y psicológicas de nuestros atletas, mientras hay quien carga las tintas en un inadecuado calendario y en los errores de planificación por parte de los técnicos como respuesta al desaguisado. Sea como fuere, y a tenor de lo ocurrido, se antoja inevitable una profunda reflexión sobre los motivos de unos resultados que no invitan al optimismo de cara a los próximos Juegos Olímpicos de Londres 2012. Es verdad que la situación en el medallero de otros países de nuestro entorno más cercano tampoco ha sido mucho más halagüeña, pero ello no debería consolarnos. No cabe duda que el atletismo español tiene entidad suficiente como para mejorar la 33a plaza del medallero, y sobretodo, contar con un mayor número de finalistas. Pero para que así sea hay que aunar esfuerzos, modificando estructuras, políticas y mentalidades que permitan progresar adecuadamente a nuestro deporte.
La selección necesita un claro relevo generacional pero éste no acaba de llegar. A modo de ilustración cabe destacar que en el campeonato del mundo júnior del 2010 España también obtuvo una única medalla, la plata de Eusebio Cáceres en longitud. Por ello el esfuerzo en las categorías de base ha de ser incrementado, a pesar de lo cual, no encontramos programas adecuados de detección de talentos. Muchos de nuestros clubes prefieren desenbolsar fuertes sumas en el fichaje de atletas no locales en lugar de invertir en la formación de aquella base que garantizaría la consolidación y expansión del atletismo en su área de influencia geográfica. Ello se traduce en la falta de escuelas de atletismo con una estructura profesionalizada.
Los cadetes y juveniles que con suerte hayan tecnificado de manera adecuada y alcancen el éxito en la categoría júnior, encontrarán un sinfín de inconvenientes y falta de apoyo en su etapa universitaria, ya que en la universidad española no goza de un programa que facilite que estudios y deporte de élite vayan de la mano. Que el camino del deportista no este sembrado de dificultades casi siempre dependerá de la mayor o menor compresión de sus profesores, lo cual es una mera lotería. Éste es uno de los momentos críticos en el desarrollo del futuro atleta de alto nivel, y en más ocasiones de las deseables, el mundo del deporte pierde la batalla en beneficio del éxito académico. Triste en definitiva, ya que de existir una buena simbiosis entre ambas facetas, como sucede en el modelo norteamericano, el deportista no se vería obligado a elegir entre deporte y estudios.
Si el atleta en formación decide no seguir sus estudios tampoco recibirá las suficientes ayudas por parte de clubes y federaciones como para centrar sus esfuerzos en la mejora de sus marcas. Esta situación ha llevado a multitud de atletas directamente al mercado de trabajo, siendo mayoría los que no han podido simultanear el atletismo con su actividad profesional.
La salud de nuestro deporte depende en gran medida del nivel de nuestros entrenadores, y estos nunca han sido suficientemente apoyados. Respetando honrosas excepciones, el trabajo de los técnicos está casi siempre infravalorado. Gran parte de ellos lleva a cabo su labor de forma desinteresada, y cuando reciben alguna contraprestación económica, ésta no se ajustan al nivel de formación y dedicación. En mi experiencia como tutor de las prácticas de alumnos de la maestría de atletismo del Inefc de Lleida, comparto entrenamientos con alumnos que seguramente llegarían a ser grandes técnicos de atletismo, pero que prefieren prestar sus servicios como preparadores físicos en deportes de equipo o trabajar en gimnasios. Una decisión del todo lógica en jóvenes profesionales que buscan un trabajo con un nivel retributivo adecuado.
Francia ha optado por liberar a técnicos de sus obligaciones docentes en centros de enseñanza para que tengan mayor dedicación al atletismo. Gran Bretaña ha preferido invertir los recursos necesarios para su mayor protagonismo en Londres 2012, como hiciera España ante el reto de Barcelona 92, cuando surgieron en Catalunya los ya extintos Centres de Tecnificació, que dignificaron la labor de muchos técnicos. Estos pasos han permitido a ambas naciones el progreso, o como mínimo el mantenimiento, en los puestos más altos del medallero en los último campeonatos internacionales, incluidos los que implican a las categorías inferiores (juvenil, júnior y sub-23).
Pero no solo nuestras estructuras son desfavorables, también hay aspectos que pueden ser mejorados por parte de los principales protagonistas: atletas y entrenadores. Demasiados de ellos ponen todo el énfasis en el entrenamiento físico, dejando de lado lo referente a la mejora y desarrollo del potencial psicológico del atleta. Pocos ven la necesidad de introducir en sus rutinas de entrenamiento trabajos específicos de psicología deportiva con los que estimular la mejora de las aptitudes mentales. Yo me pregunto: cuando un atleta tiene un buen nivel de capacidad aeróbica o de potencia aneróbica, ¿dejamos por ello de trabajar estas cualidades? Claro que no, buscamos incrementarlas y mejorarlas. No solo hemos de recurrir a la psicología del deporte cuando el problema es evidente, sino que siempre ha de formar parte de nuestro programa, sea cual sea la capacidad del deportista. Seguramente algunas actuaciones en este mundial hubieran rayado a más alto nivel con un adecuado entrenamiento psicológico a lo largo de la temporada.
Probablemente el descenso en el medallero no sólo sea resultado de nuestras carencias, sino que también lo sea por el progreso  atlético de aquellos países que nos han superado. En los últimos tiempos el deporte ha tenido una fuerte expansión en naciones que, tiempo atrás, no ocupaban lugares de privilegio, pero que ahora compiten de igual a igual con el primer mundo, sea por el innegable talento de sus atletas o por el acierto de sus políticas deportivas. Seguramente España ha dado un paso atrás, pero otros han dado dos adelante, y esto hace más dolorosa la comparación.

Comentaris

Rafa Melero Rojo ha dit…
Como siempre muy acertado en tus reflexiones!!!
Un abrazo!!!
Anònim ha dit…
El mundial de la reflexión.
El otro dio un programa de radio como la gradería que solo hablan de futbol, emitió un pequeño corte radiofónico, sobre los resultados obtenidos en el mundial y las posibles causas de estos resultados, poniendo en el punto de mira el cuarto de siglo con la misma directiva, encabezada por José María Odriozola y llevando la misma línea y con pocos cambios en el aspecto del fomento del atletismo y con muy poco acierto en las ultimas polémicas del atletismo español.
Recuerdo que en los 80 y principio de los 90, los sábados por la mañana, emitían un programa que fomentaba el deporte orientado a las olimpiadas del 92; se acabaron las olimpiadas y comenzó una crisis económica y deportiva, parecía que no se fueran a organizar más olimpiadas en el mundo.
Muchos eran los colegios que fomentaban las olimpiadas escolares, siendo una pequeña base del atletismo, pero en estos momentos el profesorado tiene un horario marcado y que en muchas ocasiones la dirección de los colegios no está por dedicarle unas horas para que algunos alumnos puedan participar en actividades organizadas por los “consells esportius”, siendo estas actividades las que captan en algunas ocasiones algún deportista, siendo difícil que un niño si no las descubre, seguro que no las pondrá en práctica ni le llamaran la atención.
Y para afirmar más mi opinión, retiran la candidatura del mundial de Barcelona 2017 por la crisis, ¿de dinero o de atletas?
Y respecto a la psicología deportiva, la federación sí que la tiene en cuenta en algunas ocasiones, me refiero a una atleta que se clasifica por puestos para participar en el campeonato del mundo de campo a través de Punta Umbria y la federación cede su puesto por otra atleta que en esa misma carrera “pincha”, quedando peor clasificada, pero se le cede el puesto por qué estaba pasando unos malos momentos personales ¿o psicológicos?
Esta es mi pequeña opinión dentro de mi ignorancia del atletismo y que vivo como espectador con estos comentarios escritos que no llegaran a ningún puerto, pero que hoy en día la tecnología me permite aportar mis opiniones con la información que recibo.

Saludos.
Quim Erta ha dit…
Moltes gràcies estimat Rafa.
Apreciado "Anónimo", agradezco tu aportación, que enriquece lo expresado en mi reflexión.

Entrades populars